El King Power Stadium fue testigo de un curioso episodio que quedará grabado en la memoria de los aficionados del fútbol inglés. Durante el partido entre Leicester City y Southampton, correspondiente a la jornada 35 de la Premier League, un incidente insólito protagonizado por Jamie Vardy transformó un encuentro sin trascendencia clasificatoria en un espectáculo de humor y carisma. Con ambos equipos ya descendidos a la Championship, el choque se convirtió en el escenario perfecto para que el legendario delantero del Leicester dejara una última anécdota imborrable.
El momento clave ocurrió a los 20 minutos del primer tiempo, con el marcador 1-0 a favor de los locales tras un gol de Vardy al minuto 16. Un choque accidental entre el árbitro David Webb y Jordan Ayew dejó al colegiado tendido en el campo, incapaz de continuar. Mientras el personal médico atendía a Webb, Vardy, con su característico sentido del humor, tomó el silbato del árbitro y lo usó para señalar una falta ficticia, deteniendo el juego de manera simbólica. El gesto desató risas entre los jugadores y el público, y se viralizó rápidamente en redes sociales, consolidándose como la imagen de la jornada.
Una anécdota más en la carrera del veterano delantero | Captura @TheAthleticFC
La pausa, que duró entre 10 y 12 minutos, obligó a reemplazar a Webb por el cuarto árbitro, Sam Barrott. A pesar de la interrupción, Leicester mantuvo el control del partido. Antes del descanso, Jordan Ayew, quien había causado la lesión del árbitro sin intención, se redimió al marcar el 2-0, sellando la victoria final. Este resultado, aunque intrascendente para la tabla, permitió a los ‘Foxes’ dejar un buen sabor de boca en su penúltimo partido en casa de la temporada.
Vardy, de 38 años,anunció hace unos días su salida del Leicester al final del curso, cerrando una carrera gloriosa que incluyó el título de la Premier League 2015-16 y 199 goles con el club, 8 de ellos en esta campaña. Su acción con el silbato no solo reflejó su personalidad desenfadada, sino que también simbolizó su conexión única con los aficionados, quienes lo despidieron como un ídolo.